martes, 19 de abril de 2016

El Mirón de mi Vecino

Parece que ya empieza a hacer calor otra vez. La ropa comienza a estorbar así que la otra tarde estaba sola en casa recién duchada y aproveché para ir ligerita de ropa. Habitualmente no puedo ir como me plazca.

Cuando digo ligera de ropa quiero decir que sólo tenía puesto un tanguita semitransparente que dejaba ver mi mas que cuidada depilación.

Estaba recogiendo mi habitación y abrí el ventanal para que me entrara algo de fresco, al correr la cortina me pareció ver al vecino de enfrente. Me ruborice un poco pero como no se detuvo pensé que él no me había visto. 

Es el típico chico que no está muy espabilado. Sale poco y apenas llega tarde nunca, sino fuera por que tiene ventipico de años pensaría que es vírgen. Tiene una belleza que o te gusta o no, con él no existe término medio a pesar de su timidez es un chico muy atractivo con unos preciosos ojos color miel. Alguna vez nos hemos cruzado en el ascensor y me ha costado mantenerle la mirada, a él le ha costado no perderse en mi escote. Me he contoneado delante de suya para que tuviera mejor visión y podía notar su nerviosismo, como cerraba los puños a su lado y la piel dibujaba una fina capa de sudor.

Me encanta su forma de mirarme, ese deseo que incendian sus ojos. Como si deleitarse con las curvas de mi cuerpo fuera lo mejor que ha visto nunca. Me hace sentirme como una pequeña diosa. 

Cuando ya casi lo tenía todo ordenado me puse a fantasear tumbada en la cama. Una cosa llevó a la otra y me empecé a excitar. Pasearme desnuda me da un pequeño morbo, no saber si alguien me ha visto o no. 

Tenía la oportunidad perfecta para darme placer a mi misma tranquilamente, sin ninguna prisa, solamente dedicarme a mí. 

Comencé a acariciarme las tetas, ese día las tenía especialmente hinchadas y sensibles, por lo que cualquier caricia me proporcionaba un placer adicional. La piel de mi cuerpo se iba erizado con la mezcla de brisa que entraba por la ventana y el tacto suave de mis manos. Recostada en la cama con la almohada y los cojines tenía una preciosa vista de mis durísimos pezones. Como esos pequeños montículos iban creciendo y haciéndose más notorios junto con mi excitación. Me los acariciaba, pellizcaba e incluso me los retorcía un poco. Notaba como el tanguita iba marcando mi humedad, con cada caricia, pellizco mi vagina iba lubricándose sola y mi clítoris palpitaba de la excitación pero aún quería mas. 

Mis piernas abiertas y flexionadas, mis manos seguían en mis pechos intentando buscar ese orgasmo producido sólo con la zona erógena de las tetas. Estuve a punto de conseguirlo varias veces pero mi cuerpo se negaba y pedía a gritos algo duro entre mis piernas. 

Como no lo lograba me despojé de la prenda empapada que me cubría y deslicé mi mano por mi abdomen hasta llegar a los labios vaginales que acaricié suavemente, para tener un dulce contacto con mi sexo caliente. 

Algo llamó mi atención y cuando levanté la mirada vi a mi vecino mirándome fijamente con cara de estar disfrutando de las vistas, se reflejaba en su rostro la tensión del deseo acumulado. Observé un instante y vi como sus dedos acunaban la dura y larga longitud de su polla.

Mi vecino se estaba haciendo una paja mirándome!!!

Durante unos instantes dudé entre que hacer. 

¿Seguía masturbándome para él como si no me hubiera dado cuenta de su presencia o paraba y le demostraba que ambos nos habíamos visto?. ¿Qué hacía? 

Con lo excitada que estaba y lo zorra que me puso que un tío me mirara mientras me daba placer seguí con el juego.

Me abrí bien de piernas para que no perdiera detalle, me lubrique bien los dedos con mi propia humedad y me los metí directamente dentro hasta el fondo, buscando mi punto G comencé con dos dedos la palma de la mano hacia arriba acariciando la pared vaginal anterior. Ya que estaba sola no reprimí ni un gemido al contrario quería que el escuchara como estaba disfrutando, mientras me follaba cada vez más rápido y más fuerte con mis dedos. Metí un tercer dedo dentro de mí y continué con el ritmo. Me estaba volviendo loca me sobreexcitaba que me mirase y se pajeara haciéndolo. Me iba a correr y lo iba a hacer para él. 

Seguía con los dedos dentro de mí y con la otra mano empecé a frotarme el clítoris rápidamente, mi cuerpo quería liberarse, mi espalda se arqueaba, me recorrían escalofríos por todo el cuerpo sudoroso, mi pulso se aceleraba junto con mi respiración, mis gemidos eran más fuertes y continuos estaba a punto de explotar de placer y no podía pararlo ni un segundo más. 

Me corrí gritando extasiada de placer en un orgasmo intenso que creí que no pararía nunca, mi vagina se contraía involuntariamente sin dejar escapar mis dedos mientras que mi vientre se contraía frenéticamente. Cuando el éxtasis paso saque mis dedos del coño y mire para ver a mi vecino y este había desaparecido, no sé en qué momento dejo de observar sólo sé que disfruté dejándolo mirar.

2 comentarios:

  1. Deliciosa situación, es un placer observarte así...

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  2. Que morbo de situación. Que gusto masturbarse viendo como te tocas para mi. Cada vez, consigues ponerme mas mojadito con la lectura de tus relatos

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