sábado, 16 de enero de 2016

Aquellos maravillosos años...

Día de reyes, de despertar e ir al árbol para abrir los regalos como marca la tradición. ya me siento mayor para estas cosas, pero, la ilusión con la que mi madre lo organiza todo aporta un clima especial al día.
Sonrío al ver el maletín de maquillaje que tanto quería y fantaseo con todo el provecho que le voy a sacar. Todo lo demás son lo que yo denomino "detallitos", algo que no puede faltar en toda navidad. Pijamas, calcetines, braguitas... Esas que miro y pienso, ¿dónde están mis tangas? En fin, mi madre no se hace a la idea que ya tengo 14 años.

El día transcurre tranquilo entre comida familiar, roscones de reyes  regalos, muchos regalos. Hasta que cae la tarde y voy a ver a mi chico ¿Qué me habrá regalado?
Vuelve la ilusión a invadirme, subo a su casa preguntándole antes si esta solo. Intercambiamos los regalos, que bonito es el amor a esta edad. Tarde de besos, abrazos, miradas cómplices, de disfrutarnos entre risas inocentes. Cuanto me gusta pasar el rato con el a solas.

Ponemos una película, nos tiramos en el sofá, me coloco entre sus piernas apoyando mi cabeza en su pecho. De vez en cuando me giro para besar sus carnosos labios . Noto el latido de su corazón y como sin darme cuenta nuestra respiración se acompasa.
No puedo concentrarme mucho en la peli mi cabeza está pendiente de sus caricias, como suavemente acaricia mis brazos, como sus manos buscan el final de mi camiseta para tocar la cálida piel de mi abdomen, como eriza mi piel a su paso y como dejo que vaya subiendo poco a poco hasta encontrarse con mi sujetador.
Noto como quiere seguir subiendo pero disimula trazando circulitos imaginarios cerca de él, rozándolo, me susurra al oído con voz suplicante:
 -¿Puedo tocar?
Me giro rápidamente y lo miro a los ojos. - Sí, pero por encima del suje.
Antes de darme cuenta sus manos ya cubrían mis pequeños pechos, los acariciaba, los estrujaba suavemente. Sentía como su erección crecía contra mi espalda, llegué a pensar ¿será el móvil? Me moví un poco para comprobarlo y pude apreciar su gran excitación. 
Cuando nos quisimos dar cuenta se escuchó un tintineo de llaves y como la puerta de la calle se abría, saltamos del sofá colocándome la camiseta, sus padres habían vuelto. 
En su cara había una gran sonrisa dibujada, esa sonrisa de superioridad, de felicidad como si mi auténtico regalo de reyes hubiera sido dejarle tocarme... No había una sensación más gratificante para finalizar un gran día... 

4 comentarios:

  1. Muy chulo, bien redactado y con su puntito...
    Espero que este solo sea el primero de muchos mas.
    Suerte con el blog.

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    1. Muchas gracias!!! Eso espero,seguir por aquí con mis andanzas..

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  2. Un buen comienzo. Te seguiremos con interés. Ánimo!!

    www.tresorsex.com

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